Cuenta la historia que un apuesto príncipe luchó para salvar a tres jóvenes damas de las garras de millones y millones de dragones de metal. Estas tres jóvenes, se hallaban en un castillo donde, por lo menos, podían protegerse de dichos dragones. Un príncipe que pasó por el castillo y las vió, decidió ir a rescatarlas. El príncipe vestía un traje de caballero y un escudo que le protegía. En ocasiones llevaba una larga espada, pero a una de las princesas no le gustaba porque se podía hacer daño. Y mientras el príncipe luchaba con los dragones que salían de la puerta mágica, las princesas dormían, reían y hablaban de otros príncipes menos apuestos…
Una de las armas del príncipe era un avión con fuego, pero sólo tenía uno. Cuando lo lanzaba, tenía que ir con cuidado a por él sin que los dragones se dieran cuenta y se lo daba a las princesas para que él pudiera subir bien por la torre ya que, para llegar hasta donde ellas se encontraban, también le esperaban algunos obstáculos… Primero, tenía que escalar por una inclinada pared y, por último, cruzar un peligroso puente, por el que, al hacerlo, las princesas temían bastante porque si pisara donde no debía, podría caerse. Pero una de las princesas les traicionó… tiró el avión cuando aún el príncipe no había subido y las otras dos princesas se dieron cuenta de que era mala, así que decidieron meterla en los calabozos del castillo. Para que las princesas pudieran dormir bien, el príncipe se quedó a vigilar el calabozo para que la princesa mala no se escapara.
Después de tan larga noche para el príncipe, pues la joven malvada quiso escapar en varias ocasiones de su calabozo; las otras dos princesas notaron que la princesa había cambiado de nuevo, su maldad había desaparecido. Así pues, fue llevada a la torre del castillo de nuevo. El príncipe estuvo pensando estrategias para poder destruir a los dragones que, al fin, ponía en marcha entrenando con un maniquí de combate con forma de dragón, para luego poder enfrentarse a los dragones reales y sufrir el menor daño posible. Encontró también una bomba que explotaba cinco segundos después de tirarla, que surgió gran efecto pues varios dragones murieron, aunque aún quedaban muchos más…
Aquí no termina la historia, como podréis comprobar aún quedan muchos dragones vivos, las princesas siguen encerradas y el apuesto príncipe sigue ingeniándoselas para derrotar a las dragones... aunque sin nigún éxito por el momento. Proponemos pues, a todos vosotros, que termineis nuestra historia.