Había una vez una niña que se portaba muy bien. Un día la niña se convirtió en la princesa del castillo que le había regalado Papá Noel. En el castillo era la hija del rey pero el rey se murió y se tuvo que quedar con la madrasta que era mala y la trataba mal como a la Cenicienta.
Un día un señor raro fue al castillo a ver a la madrastra. La niña les vio entrar en una habitación y fue a ver qué decían. Decían que iban a comprar muchas cárceles para encerrar a la niña y a los que hacían caso a la niña. La niña después fue a contárselo a todos y entre todos cogieron en brazos a la madrastra y al señor raro y los expulsaron del castillo. La princesa se casó con un príncipe azul muy guapo, como el de la Cenicienta.
Sonó el despertador y la niña se dió cuenta de que había sido un sueño y que se había quedado dormida. Mamá la llamó para que bajara a cenar y bajó.
Por fín lo encontré, aunque no era precisamente el que yo buscaba... ahí tendría unos... 6 años? :)
5 comentarios:
¡Hola, chicas! Encantado de veros por aquí, con el arte del relato llevado a su expresión más alta...
En cuanto a la inocencia... lo peor de ella es el día en que te das cuenta de que la perdiste... y no sabes dónde.
Cuidaos.
Un besote.
¡María, qué historia! El señor raro...mmm...a partir de ahora tendré cuidado con ellos...jajajajajaja.
Me gustó el final, menudo cambio de guión. Eso sí, la imaginación la mantienes (¡Mira, es de ahí, de esa puerta mágica de donde salen los dragones!, jajajaja).
Muy bonito el dibujo, por cierto. Me hiciste recordar lo que estudié sobre las teorías de Piaget.
Mañana final de la historia, porque Frankie hoy estaba de huelga...
Un beso.
Buen relato, aunque le falten comas.
Sigo diciendo, señoritas, que debieran dejar claro quién es la responsable de cada texto.
Hombre... le faltan comas, si, pero con 6 o 7 años... y si las añadiera yo, no tendría la misma gracia... ya lo arreglé un poco cambiando V y B mal puestas...
Alguien...os ha dejado algo en la entrada anterior...
¡Muack!
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